El desempleo, la asignatura pendiente de los 28 tras la salida de la crisis

La Unión Europea ha llegado al décimo aniversario de la crisis financiera mundial en plena recuperación, con sus veintiocho economías en crecimiento, los déficit públicos a la baja y una banca saneada, pero también con el desafío de recuperar los niveles de empleo previos a 2007.

El 9 de agosto de 2007 el banco francés BNP Paribas admitía su exposición a las hipotecas basura en Estados Unidos y congelaba los fondos afectados, prendiendo la mecha de la crisis financiera, y a la postre económica, más profunda desde la Gran Depresión. En Europa se disparó la deuda pública y aumentó el déficit, se hundió la inversión, se contrajo el crecimiento y se destruyeron millones de empleos.

Quedaron al descubierto las malas prácticas y debilidades del sector bancario y su vínculo con la deuda soberana que dinamitó la confianza en los países, especialmente los de la periferia europea, incapaces de conseguir financiación en los mercados.

Se hicieron manifiestas las debilidades de una zona euro que amenazaba con resquebrajarse cuando en 2012 el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, aseguró que «haría lo que fuera necesario» para preservar la moneda única.

El programa de compra de bonos y la política expansiva, de bajos tipos de interés interbancario, que puso en marcha Fráncfort han sido un instrumento clave de la recuperación de la que hoy saca pecho Bruselas.

El turno de los rescates
La UE tuvo que rescatar a Grecia, Irlanda, Portugal y la banca española, estableció el llamado Semestre Europeo para vigilar las finanzas de los países, recetó o impuso reformas estructurales y puso en marcha la Unión Bancaria para supervisar y gestionar la resolución de los grandes bancos, entre otras muchas iniciativas.

El vicepresidente de la Comisión Europea para el Euro, Valdis Dombrovskis ha afirmado este miércoles que «gracias a la determinada respuesta política ante la crisis, la economía de la UE está ahora recuperándose firmemente, y la Unión Económica y Monetaria es más fuerte que antes». En efecto, el Producto Interior Bruto (PIB) de la UE ha crecido un 1,9% en 2016 pese a que en lo peor de la crisis, en 2009, llegó a contraerse hasta un 4,5% y la expansión económica no volvió hasta 2015.

El déficit público ha vuelto a estar bajo control, en el 1% del PIB, después de haberse disparado hasta cotas próximas al 8%, y de los 24 países vigilados por su déficit excesivo solo tres, entre ellos España, siguen bajo la mira.

Pero la inversión, que se desplomó hasta un 20% en 2013, ha remontado desde esos mínimos solo lentamente, sin que se hayan recuperado aún los niveles previos a la crisis, mientras la cota de deuda pública -muy diversas entre los países- ronda de media el 90% del PIB, lejos del 65 % de 2007.

Asignatura pendiente: el desempleo
Sin embargo, el principal desafío es el desempleo, la tasa se ha reducido progresivamente
desde los máximos alcanzados en 2013, del 10,9% en la UE y el 12 % en la eurozona, hasta el 7,7% y el 9,1%. Son las menores cifras desde 2008 y 2009, respectivamente, pero aún están por encima del nivel previo a la crisis, y entre los jóvenes los niveles aumentan hasta el 16,7% y 18,7%, respectivamente.

En total, diez años después de la crisis, 18,7 millones de europeos siguen sin trabajo, y las diferencias entre países son enormes, con España a la cabeza del paro (17,1%), solo superada por Grecia. En el fragor de la crisis, las recetas de Bruselas se basaron en la austeridad para controlar el déficit, el saneamiento de las finanzas y las reformas estructurales.

Solo en los dos últimos años, con el comienzo de la recuperación y las críticas a su ineficacia, se han colado en el discurso comunitario las llamadas a la inversión y el énfasis en la protección social. En 2014 se lanzó la iniciativa de Empleo Juvenil y en 2014 el Plan de Inversiones para Europa. Sin embargo, pese al discurso optimista, Bruselas llama a evitar la complacencia y a aprovechar la época de vacas gordas para seguir aplicando reformas.
Source: ABC

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