Hace décadas, la ya extinta Fundación de Gremios tenía como objetivo promover los oficios artesanales que el paso del tiempo había ido dejando caer en el olvido. Lo hacía en un palacete en la Avenida Cardenal Herrera Oria, en un Madrid del siglo XX que nada tiene que ver con el actual. Hoy, la esencia de quienes allí trabajaban madera o tapices perdura en otro tipo de artesanos: los inspectores de Hacienda. Artesanos del fraude, la pillería, el escapismo fiscal, pero no en perpetrarlo sino en darle caza. Aquel otrora palacete hoy alberga la Escuela de la Hacienda Pública, donde los futuros inspectores aprenden laSeguir la noticia