«Saber a quién le irá bien la inmunoterapia sola o en combinación es el reto actual»

– La inmunoterapia ya se ha consolidado como una opción terapéutica en muchos cánceres. ¿En cuáles ha venido a abrir un nuevo capítulo en cuanto a los buenos resultados obtenidos en fases muy avanzadas de la enfermedad?

-Los tumores en los que ha demostrado eficacia esta nueva generación de estrategias de inmunoterapia, los inhibidores de los «checkpoint» inmunes, han sido en melanoma y, en segundo término, en cáncer de pulmón. Posteriormente se ha demostrado eficacia en muchas otras neoplasias como el cáncer de riñón, el de vejiga, los de cabeza y cuello, y otros tumores sólidos, particularmente aquellos con alta carga mutacional o inestabilidad de microsatélites, e incluso en neoplasias hematológicas como la enfermedad de Hopkins.

-¿Cuáles son los nuevos desafíos que tiene ante sí esta opción de tratamiento ya consolidada?

-Tenemos en el horizonte próximo un número de retos importantes. Uno de ellos es, desde luego, el desarrollo de biomarcadores efectivos que nos ayuden de modo fiable a predecir qué pacientes se pueden beneficiar y cuáles no de los tratamientos de inmunoterapia. En segundo lugar, debemos de desentrañar los mecanismos de resistencia más habituales a los tratamientos con inhibidores con «checkpoint» inmunes. En tercer lugar, hemos de desarrollar otras estrategias de tratamiento basadas en la inmunoterapia dirigidas a otros «checkpoint» inmunes y de otro tipo (citoquinas, terapias celulares, vacunas, etc.) complementarias.

-En la actualidad, se están consiguiendo resultados bastante óptimos fruto de la combinación de inmunoterapia con otras opciones ya existentes. ¿Cuáles y por qué?

-En los últimos años hemos visto que la inmunoterapia funciona en ocasiones de manera más efectiva cuando es combinada con otras formas terapéuticas como la quimioterapia, la radioterapia o las terapias dirigidas a dianas moleculares específicas. Estas estrategias terapéuticas tienen impactos claros sobre la función inmune que en muchas ocasiones tienen efectos sinérgicos con los inhibidores de «checkpoint» inmunes; el reto actual lo representa, en este sentido, el predecir qué pacientes requieren tratamiento con inmunoterapia en monoterapia y aquellos que se beneficiarán de combinaciones de dos o más terapias.

-Las primeras aprobaciones de estos fármacos llegaron hace menos de una década. ¿Qué lecciones están aprendiendo los profesionales del uso de este tipo de medicamentos en la práctica clínica?

-En la última década hemos aprendido, o al menos hemos empezado, a optimizar el uso de las nuevas modalidades de inmunoterapia. Hemos profundizado sobre los efectos secundarios más frecuentes, a diagnosticarlos precozmente, a monitorizarlos y a tratarlos de manera eficaz. En concreto, cada vez tratamos más tempranamente y hemos visto que los tratamientos de corta duración con esteroides parecen no afectar en la evolución de los pacientes. Hemos aprendido también que muchos pacientes se benefician, pero muchos otros no lo hacen y, por tanto, hemos de controlar de manera oportuna las expectativas que generamos en los afectados. Finalmente hemos comprendido que para un abordaje más adecuado de esta enfermedad precisamos de oncólogos expertos en estos tratamientos y, además, un equipo multidisciplinar que trasciende al especialista en Oncología Médica, que incluye muchos otros profesionales como el patólogo, el reumatólogo, el dermatólogo, el internista, etc., que serán imprescindibles en el manejo óptimo del día a día de los pacientes con inmunoterapia para el cáncer.

-Dado los buenos resultados que cosecha la inmunoterapia en estadios avanzados. ¿Qué nuevos usos y aplicaciones en tumores de esta modalidad terapéutica hasta ahora no indicados se espera que llegue a corto-medio plazo?

-Realmente esperamos que en los próximos años lleguen las nuevas indicaciones en etapas más tempranas de la enfermedad, en tumores en los que ya existe indicación para estadios avanzados. Este es el caso del melanoma y del cáncer de pulmón, donde las aprobaciones iniciales fueron para los estadios metastáticos en segunda línea, y en el momento actual el foco de muchos estudios es el tratamiento adyuvante o neoadyuvante en combinación con la cirugía. También resultará muy probable que se vea la luz en otras patologías neoplásicas de tumores sólidos y hematológicos que hasta el momento no tenían indicación. Esto aplica no sólo a las terapias con inhibidores «checkpoint» inmunes sino a otro tipo de inmunoterapias como aquellas que utilizan linfocitos modificados (por ejemplo las CAR-T –que son la terapia de células T y CAR–, TCRs –los receptores de linfocitos –).

-En concreto, ¿qué papel juega España en todos estos avances e investigaciones?

-Los investigadores en el campo de la inmunología y en concreto de la inmunoterapia del cáncer a nivel básico y clínico tienen un prestigio indudable. Sus investigaciones han dado lugar a descubrimientos relevantes incluyendo a cambios en el patrón de práctica clínica esencialmente terapéutica en el momento actual en muchos tumores como melanoma, cáncer de pulmón, de riñón, de vejiga, de mama y otros.

-¿Cuál es el impacto de estos trabajos a escala mundial?

-El nivel de muchos de estas investigaciones es obviamente de primera línea.

Source: A tu salud

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