Las empresas españolas engrasan su maquinaria al ritmo de la recuperación

Pese a la desaceleración económica y los riesgos externos, las grandes empresas españolas gozan de buena salud. Prueba de ello son sus resultados empresariales de 2018. Ante las adversidades, las compañías -el Ibex 35 en particular- se crecen y mantienen a flote este barco que es España. Solo la banca ha dado a conocer ya todas sus cifras del año pasado pero la tendencia es que en todos los sectores el camino esté despejado. Como aperitivo -y muy jugoso-, las entidades financieras del parqué nacional aumentaron en 3.053 millones de euros su beneficio neto en términos interanuales, lo que supone un incremento del 22,4%.

«Llevamos unos años bastante buenos. Hasta el tercer trimestre, el aumento medio de beneficios estaba en torno al 60%. Desde que se empezó a recuperar la economía ha habido un fuerte aumento, mayor que el experimentado en los años previos a la crisis», explica Josep Bertrán, responsable de Programas Financieros de EAE Business School. Misma tesis mantiene Almudena Semur, secretaria general del Instituto de Estudios Bursátiles, al señalar que «las empresas se encuentran con una solida situación financiera. Con datos del segundo trimestre de 2018, han registrado superávit financiero, lo que significa que los beneficios no distribuidos han superado a la inversión. Este excedente se ha destinado al igual que en años anteriores a reducir deuda y a la adquisición de activos financieros». Y prosigue haciendo hincapié en el esfuerzo que hacen las sociedades por reducir su endeudamiento: utilizando cifras del primer semestre del año pasado, este quedaba en el 94,95% del PIB, «muy por debajo de la media de la Eurozona», recuerda Semur. Esto, además, fue puesto en valor por el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, en enero ante inversores internacionales, como un síntoma de buena salud.

Pese a todo, el esfuerzo de las empresas ha sido notable desde que empezó la crisis financiera. Bertrán, de EAE, destaca que «una de las medidas para salir de la crisis ha sido vía contención, realizando fuertes ajustes». En otras palabras, reducción de costes, como ocurre en el caso de los laborales, y gracias a la recuperación económica. Según datos del INE, los costes laborales crecían en el tercer trimestre de 2008 a un ritmo interanual del 4,9%; una década después lo hacen al 1,4%. Esto supone 3,5 puntos porcentuales menos de aumento de costes laborales (donde se incluyen los salarios). Una fuerte contención de costes, pese a que los costes salariales se han incrementado en diez años un 8,84%, mientras que la inflación registrada queda en el 11,6% de septiembre de 2008 al mismo mes de 2018. Pérdida de poder adquisitivo y moderación de costes laborales… para hacer las de las empresas españolas una referencia a nivel mundial. «España cuenta con empresas de liderazgo internacional en sectores como el textil, las comunicaciones o la banca. Los últimos informes indican que, tras el esfuerzo de estas empresas y las reformas que llegaron con la crisis, ha habido importantes ganancias de productividad», dice Santiago Carbó, director de Estudios Financieros de Funcas.

El sector exterior tira de los buenos resultados empresariales y ya representa el 25% del PIB de España, frente al 17% de hace 10 años
Los costes laborales siguen creciendo, pero las compañías han moderado su aumento en 3,5 puntos porcentuales en una década

Bertrán, por su parte, señala que España ha ganado competitividad a costa de ajustarse el cinturón en materia laboral. Y eso ha beneficiado a una economía como la española tan dependiente del sector exterior. De hecho, las exportaciones ya representan casi el 25% del PIB del país, cuando hace diez años su peso era del 17%.

Aun así, España no está exenta de riesgos, tanto externos como internos. «Las empresas deberán asumir mayores costes en el caso de que se aprueben los Presupuestos», lo que lastrará su competitividad y repercutirá en la creación de empleo», dice Semur, del IEE. A nivel extranjero, todos los expertos señalan la guerra comercial entre Estados Unidos y China y el Brexit como las principales amenazas para los resultados empresariales. Una sacudida al otro lado del charco o en las islas británicas podría dar al traste con el crecimiento mundial, europeo, español…

Sin embargo, las compañías nacionales mantienen un elemento diferenciador que les hace estar siempre en las quinielas de todos los inversores: los dividendos. A cierre de 2018, según un estudio de Allianz GI, las sociedades españolas estuvieron en los puestos de cabeza en cuanto a la rentabilidad otorgada a los accionistas. Concretamente, España es el cuarto país de Europa que reparte unos dividendos más jugosos con un 4,65%, solo por detrás de Portugal, Reino Unido e Italia. Y esto no se trata de una tendencia aislada sino que nuestro país siempre ha estado en las primeras posiciones tradicionalmente. Como ejemplo, Bankia: pese a estar participada aún por el Estado, los buenos resultados han provocado que decida aumentar un 5% el dividendo, mientras que el año anterior lo hizo en un 7%.

Aportación a reservas
Esto, en cambio, hay quien lo ve como una debilidad a futuro. Aquellos de perfil más conservador recomiendan a las entidades guardar para cuando vengan mal dadas. Es el caso de Bertrán, de EAE: «El único problema es que las empresas reparten todos los beneficios en forma de dividendos, lo que supone pan para hoy y hambre para mañana. Si eso se metiera en forma de reservas, sería un colchón para cuando vengan mal dadas. Algunas empresas han sido muy alegres en su política de dividendos». Todo ello sin olvidar la relación de nuestro país con Iberoamérica. Lazos más que estrechos entre ambas regiones, pero con el riesgo incipiente de las últimas convulsiones. Como en el caso de Venezuela o Argentina, siempre ambos bajo la sombra de la duda pero ahora en situación más preocupante que nunca por la situación política y económica que viven cada uno, según Carbó, de Funcas.

La sensación, en definitiva, es que España ha salido de la crisis y que las empresas tienen la clave para seguir creciendo. Solo hace falta olvidar esa tendencia de la que habla el experto de Funcas de que el «dramatismo posterior a la crisis» continúa vigente. Los analistas animan a inversores y a las propias compañías estar alerta, aunque, de momento, todas las piezas encajan. La gripe, este año, tampoco hará mella en las entidades españolas.
Source: ABC

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