Más de un millón de españoles convive con la psoriasis

Más de 125 millones de personas en el mundo sufren psoriasis, en España afecta al 2,3% de la población, lo que se estima en más de un millón de pacientes. Esta enfermedad es más que una complicación dermatológica, porque a la inflamación crónica de la piel, que causa placas enrojecidas, engrosadas y escamosas, se le suma el riesgo de otras patologías como la diabetes, artritis psoriásica, enfermedades cardiovasculares y depresión, entre otras.

Gracias a los avances de la Medicina, hoy ya resulta posible en muchos casos «mantener a raya» a la dolencia, e incluso «aclarar la enfermedad». Esto es, que con el abordaje adecuado y con un cumplimiento terapéutico óptimo, los pacientes pueden disfrutar de una buena calidad de vida, que es una de las máximas que piden a los especialistas. Junto a ello, eliminar la estigmatización forma parte de las exigencias que los afectados más demandan, porque algunos expertos se refieren a la psoriasis como «la lepra del siglo XXI», por el rechazo social que sufren quienes la padecen. Y subrayan que «no estamos ante una enfermedad contagiosa».

Alto impacto

Los expertos del grupo de psoriasis de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) recuerdan que lo más visible que tienen las personas es la piel, y por eso cualquier enfermedad cutánea es «particularmente insidiosa», ya que alerta la forma en la que la gente se relaciona con los demás y la percepción sobre uno mismo. De ahí su impacto social y psicológico. Por eso, pese a que el daño es aparentemente físico, la huella en la salud mental de los pacientes es profunda, mucho más que otras enfermedades crónicas. Y esto va ligado a que el componente psicológico, en muchos casos el estrés, puede convertirse en el desencadenante de un brote.

El desarrollo de esta dolencia cutánea se produce en forma de brotes, que se intercalan con periodos de mejoría, que los médicos denominan remisión. No hay un solo tipo de enfermedad, sino que hay un abanico de posibilidades de aparición (en gotas, placas en extremidades, pelo…). Un buen abordaje terapéutico marca la diferencia entre un paciente que puede gozar de una buena calidad de vida, que repercute de forma directa en una mejora clara en su autoestima.

Por ello, aunque el eje de su tratamiento lo marca el dermatólogo, como principal especialista que decide el cómo manejar la enfermedad de forma personalizada en cada paciente, se requieren equipos multidisciplinarios, con la intervención de reumatólogos, cardiólogos, psicólogos, para hacer frente a las otras patologías asociadas. Porque hay que tener presente que ante la posibilidad de sufrir una artritis psoriásica, el afectado debe informar de cualquier señal de sospecha, como un dolor de espalda crónico (sobre todo aquellos que no cesan durante el descanso nocturno), molestias en las articulaciones, infamación en los dedos o los tendones.

Otro de los pilares, es el autocuidado del paciente. Conocer e informarse sobre qué mejora y qué perjudica a la psoriasis resulta clave para conseguir los mejores resultados más allá de la terapia médica. Nada de fumar, evitar lesiones en la piel, llevar una buena alimentación y realizar ejercicio físico pueden parecer recomendaciones banales, pero adquieren gran importancia a la hora de tener controlada la patología.

Source: A tu salud

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