Un 16% de los niños de cinco años se hace pis por la noche

No de cambiar pañales es algo para lo que todo padre se prepara en el momento en el que se plantea traer un hijo al mundo. Sin embargo, hay un porcentaje de niños que sigue mojando la cama por las noche alargando esta «práctica» más de lo esperado. Aunque se estima que en torno a los dos años se puede retirar el pañal (edad en que los niños aprenden a controlar sus esfínteres), si llegados los cinco años se sigue necesitando, estos pequeños «accidentes» pueden empezar a considerarse una enfermedad.

Como señala Isabel Lostal, pediatra del Centro de Salud Actur Oeste y profesora asociada en la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza, «a partir de esa edad, es conveniente que si el niño “moja la cama” consulten con el pediatra». La enuresis, que así es como se denomina médicamente esta circunstancia, es una enfermedad, reconocida en las principales guías de clasificación de enfermedades tanto de la OMS como organismos especializados en la atención de los problemas nefro-urológicos. Y ésa es una de las primeras cosas que debe quedar claro, puesto que muchos padres ven esto como un problema sin importancia.

Porque, continúa Lostal, a pesar de que es «un motivo de consulta habitual en Pediatría, muchos casos se quedan sin diagnosticar hasta edades muy tardías, pues se puede considerar un “problema menor” que se resolverá con la edad. Aunque la incidencia aproximada en la población es del 16% a los cinco años y del 10% a los seis años, estas cifras no se corresponden con el número de niños afectos de este trastorno controlados en nuestras consultas, está infradiagnosticado, no recibiendo el manejo adecuado».

En la mayoría de los casos, la enuresis está causada por la producción excesiva de orina por la noche o la capacidad reducida de la vejiga, aunque como señala Francisco Javier Quintero, jefe de Psiquiatría del Hospital Infanta Leonor de Madrid y director de Psikids, no se puede definir una causa única y, en ocasiones, incluso no se llegará a conocer la causa última que la ha provocado. No obstante, prosigue, «se debe descartar la presencia de problemas somáticos, como diabetes, estreñimiento o una disfunción vesical, entre otros, y también la presencia de factores emocionales y/o estresantes en el niño, TDAH y la presencia de un retraso madurativo».

Además, el primer estudio mundial de asociación del genoma en la enuresis (GWAS por sus siglas en inglés), indica que es probablemente hereditaria. «Existe un mayor riesgo familiar, si bien hasta un 12-15% de los pacientes no tienen antecedentes familiares. El riesgo de tener enuresis se dispara al 40% si uno de los padres era enuretico y hasta el 75% si ambos lo eran», explica Quintero.

Lo que hay que tener claro es que la enuresis no es culpa de nadie y tanto familias como médicos deberían poder hablar sobre el problema sin vergüenza o sentimiento de culpa. De hecho, las cifras de incidencia se repiten a lo largo de los años indistintamente del país o la época, sin sufrir alteraciones. Sin embargo, el impacto a menudo se subestima y trivializa, por lo que no se busca ni se ofrece ayuda. En caso de presentarse el problema, Lostal recomienda a los padres empezar a prestar atención al control del pis por la noche y limitar la ingesta de líquidos antes de irse a la cama y acostumbrar al niño a hacer pis antes de acostarse, siempre desdramatizando la situación.

Tratamientos

Si persiste, existen varías opciones que han demostrado ser eficaces para ayudar a los niños en el control de la enuresis, la elección depende de las características de cada uno. «Las no farmacológicas se centran en intervenciones conductuales con el menor y psicoeducativas con sus padres, para acompañar al niño en el proceso de adquirir su control miccional. Por otro lado las “alarmas”, que funcionan detectando la humedad y emitiendo un sonido que despierta al menor, se deben usar integradas con otras intervenciones psicoeducativas con la familia», apunta Quintero.

En cuanto a las opciones farmacológicas, la más usada es la desmopresina, un análogo sintético de la vasopresina u hormona antidiurética, que actúa reduciendo el volumen de orina durante la noche, lo que facilita el control durante el sueño. «Suele ser rápidamente eficaz, aunque lo ideal es que se encuadre en un programa más amplio de intervención. En cualquier caso, la elección de la mejor intervención para cada caso debe ser realizada por su pediatra», concluye el doctor Quintero.

Source: A tu salud

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