Biosimilares sí, pero con libertad de prescripción

Hace ya más de una década de la irrupción de los medicamentos biosimilares en el mercado. Sin embargo, y pese a los esfuerzos realizados por la Administración y parte de la industria farmacéutica, su empleo aún parece despertar ciertos recelos. Especialmente entre el colectivo médico, que se revuelve ante el hecho de que se le «imponga» su prescripción, y los pacientes, que reclaman su derecho a ser informados en caso de intercambiar su tratamiento por uno biosimilar así como a recibir la mejor terapia posible.

Para tratar de poner luz sobre estas cuestiones, aclarar todas las dudas y compartir los últimos estudios relativos a su empleo tuvo lugar esta semana la II Jornada Nacional de Biosimilares. Celebrada en el Ministerio de sanidad y organizada por BioSim (la Asociación Española de Biosimilares), en ella se debatió sobre los últimos avances relacionados con los biosimilares, así como su evidencia y eficiencia.

También sobre la falta de consenso político a nivel nacional relativo a la intercambiabilidad de biológicos por biosimilares, ya que la manera de proceder depende de cada comunidad autónoma. «Debemos llegar a algún tipo de acuerdo para ver cómo lo hacemos», señaló Alejandro Balsa, jefe del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario La Paz, de Madrid.

Según este experto, la respuesta a la pregunta de si existen motivos para no tratar de entrada con un biosimilar es un rotundo «no, salvo en casos especiales». Sin embargo, aseguró que «actualmente no tenemos datos suficientes para establecer un intercambio (sustitución) entre distintos biosimilares de un mismo fármaco de referencia», lo que debería ser tenido en cuenta a la hora de informar al paciente en el caso de que se aconseje un cambio.

Precisamente la Sociedad Española de Reumatología (SER) ha sido una de las sociedades científicas más beligerantes en el caso de los biosimilares, pero esta misma semana ha querido actualizar su posicionamiento al respecto a favor de estos medicamentos. No obstante, y como explicó Balsa, que también es vocal de la SER, si bien se refrenda la «excelente oportunidad de avanzar en la eficiencia de la atención sanitaria y, que suponen, que va a mejorar el acceso de los pacientes a estas terapias», también consideran como algo «imprescindible preservar la libertad de prescripción de los médicos que realizan la indicación de fármacos según las características y circunstancias individuales de cada paciente, sin olvidar los aspectos económicos que se derivan de dicha actuación», prosiguió el experto. Por ello, adujo la importancia de que el intercambio de un biológico por su biosimilar sea realizado exclusivamente por el médico prescriptor con el consentimiento del paciente.

La opinión de los pacientes

En la misma línea se manifestó Alejandro Toledo, vicepresidente de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), que en España aglutina a un total de 27 asociaciones de afectados.

«Tenemos derecho a ser informados cuando hay cambios de medicación a un biosimilar y de si aún hay otras dianas terapéuticas. Cualquier decisión sobre nuestro tratamiento debe ser por prescripción médica. Cualquier otra cosa vulnera nuestros derechos», aseveró Toledo. Porque, en su opinión, «no sería admisible que a los pacientes se les cambiara el tratamiento en base a unos criterios economicistas, poco sensibles a los resultados en salud y a la calidad de vida del paciente», añadió.

«Los biosimilares han venido para quedarse, lo que es positivo, pero deben ocupar el lugar que les corresponde y someterse a una óptima farmacovigilancia», concluye el vicepresidente de POP.

Source: A tu salud

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