Deutsche Bank se anota su tercer año consecutivo de pérdidas

Deutsche Bank, el primer banco alemán, ha cerrado 2017 como su tercer año consecutivo de pérdidas, como consecuencia de los malos resultados registrados en el cuarto trimestre, el impacto de la reforma fiscal estadounidense y las caídas en la Bolsa. A esto hay que añadir las multas y la pérdida de prestigio por malas prácticas que han puesto en duda la reputación del banco a escala internacional.

La última noticia al respecto es que Deutsche Bank deberá pagar una multa de 70 millones de dólares en Estados Unidos por haber intentado manipular una tasa de interés sobre la que son indexados productos derivados en dólares. Los operadores del banco alemán han sido acusados en ese país de haber tratado de manipular entre 2007 y 2012 la tasa de referencia ISDAFIX y de haber confeccionado falsos informes para disimular sus maniobras, según afirma el regulador estadounidense de mercados de materias primas (CFTC) en un comunicado difundido en la noche del jueves. “Esta decisión refleja el compromiso permanente y vigilante de la CFTC para proteger a quienes confían en la integridad de las tasas de referencia en el mundo financiero”, ha comentado sobre la sanción James McDonald, uno de los responsables de la agencia.

Según los datos anuales presentados en Fráncfort, Deutsche Bank arrastró el pasado año pérdidas netas que ascendieron a 497 millones de euros, que se suman a los reveses sufridos en 2016, cuando las pérdidas del banco fueron de 1.400 millones de euros, y en 2015, cuando registró su peor resultado histórico por valor de 6.800 millones de euros en negativo. En total acumula ya cerca de 8.700 millones en pérdidas que, naturalmente, no conceden espacio a la satisfacción. “Hemos progresado pero todavía no estamos satisfechos con nuestros resultados”, ha dicho el presidente del banco, John Cryan, tratando de presentar la cifra como una desaceleración de pérdidas.

La reciente reforma fiscal impulsada por la Admnistración de Donald Trump en Estados Unidos obligó al banco alemán a desembolsar unos 1.400 millones de euros como resultado de un ajuste de valoración en sus activos de impuestos diferidos en el país americano. “Tan solo por el cargo de la reforma fiscal de Estados Unidos a final del año tuvimos que contabilizar pérdidas después de impuestos que afectaron al balance anual”, justifica en relación a las pérdidas de 2.200 millones de euros que la entidad sufrió en el último trimestre de 2017. La mala situación financiera que desde hace años arrastra el grupo bancario germano le ha llevado a poner en marcha una profunda restructuración que ha incluido el cierre de numerosas oficinas, tanto en Alemania como en el extranjero, sobre todo en países de Latinoamérica, pero el lastre de los procesos judiciales resulta difícilmente compensable. Y la situación sostenida de pérdidas tampoco ayuda a sus acciones. “Es un banco que es de los más baratos en términos de valoración ahora mismo, porque no acaba de mejorar su rentabilidad. De vez en cuando nos ha dado algún que otro susto. Si se está planteando una entrada, cerca de los 15 euros que es donde está cotizando podría entrar”, valora un analista de Frankfurt.

Uno de los grandes accionistas de Deutsche Bank, la empresa Union Investment, ha reconocido recientemente que teme un desmantelamiento de Deutsche Bank si no logra superar las dificultades actuales y remontar las pérdidas. “Si en unos dos años los ingresos siguen sin recuperarse, podríamos asistir a lo que hoy parece inimaginable: el desmantelamiento del banco y su fusión con otros grandes bancos europeos”, ha declarado el responsable del fondo de inversiones alemán, Ingo Speich, al diario Die Welt. Aunque Union Investment sólo posee algo más que un 1% del capital del Deutsche Bank, es uno de los 20 mayores accionistas de la entidad. “La reducción de los costos no basta”, agregó, “el banco tiene que volver a ganarse a sus clientes, es el único medio para conseguir ganancias y salir de la crisis”. El problema es que Deutsche Bank renunció ya hace años a la banca cliente, para centrarse en la banca de inversión, y que su actual directiva, con el británico John Cryan a la cabeza, ha puesto en marcha un modelo de negocio con el que los tradicionales accionistas alemanes no terminan de identificarse.

La gran esperanza del banco es que la nueva normativa, que brinda la opción de excluir los pagos de litigios al calcular su llamado riesgo operacional, beneficie a la entidad y mejore los rendimientos de los accioneistas. Deutsche Bank ha acumulado 13.175 millones de euros en multas y acuerdos legales desde 2008, el mayor monto entre los prestamistas europeos, lo que lo convierte en el banco mejor posicionado para beneficiarse de Basilea III. La capacidad de los supervisores para restar importancia a las pérdidas de una empresa significa además que el capital requerido por Deutsche Bank podría reducirse. Si se aplica el criterio nacional, los activos ponderados por riesgo operativo de Deutsche Bank podrían disminuir en un 20% a 73.700 millones de euros. Sin discreción, la estimación aumentaría en un 52%.
Source: ABC

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