Apnea deportiva: un viaje al silencio

Dice el personaje que da vida al célebre apneísta Jacques Mayol en la película «El gran Azul», que «para encontrarte con una sirena, debes bajar al fondo del mar donde el agua ya ni siquiera es azul y el cielo es solo un recuerdo. Y allí, en medio del silencio, decides que morirás por ellas, y sólo si tu amor es puro, aparecen y te llevarán con ellas para siempre». Es poco probable que nos encontremos con estos seres mitológicos y sí con nosotros mismos en ese viaje a las profundidades.

La apnea, en palabras de Inma Marín, instructora de esta disciplina, «es un deporte sentenciado como algo extremo y peligroso», aunque ella lo describe «como un encuentro contigo mismo, en el que tu mente deja de gobernar tu ser y tras una última bocanada de aire, te sumerges en un medio que un día fue cuna y al que ahora volvemos en un descenso que tiene los minutos contados». Un proceso en el que nuestro corazón dejará grandes silencios entre sus latidos dando pie a un estado de paz, casi meditativo. Hablamos de uno de los deportes más exigentes donde la tolerancia al dolor es fundamental. Tú cuerpo y tu mente deben trabajar en armonía para controlar las reacciones fisiológicas naturales y las llamadas de alerta y, como nos indica Marín, «es esencial conocerse bien y saber cuál es el momento de la recompensa y de volver a inundar nuestros pulmones de un aire limpio y nuevo».

Source: A tu salud

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