La obesidad triplica el riesgo de demencia

La obesidad es la epidemia del siglo XXI. Esta afirmación ya no sorprende a casi nadie, pero cada día se confirman nuevos efectos de lo que provoca el exceso de grasa en el organismo. La última consecuencia demostrada es que la obesidad durante la etapa media de la vida, es decir entre los 40 y los 60 años, triplica el riesgo de padecer demencia a partir de los 65 años. Así lo ratifica un estudio de la University College de Londres (UCL), publicado la semana pasada en la revista científica «Alzheimer & Dementia Journal», tras analizar datos de 1,3 millones de personas que viven en Estados Unidos y en Europa.

En concreto, un total de 6.894 participantes desarrollaron demencia durante los 30 años de seguimiento. «Dos décadas antes de la demencia sintomática, un mayor índice de masa corporal (IMC) predijo la aparición de demencia: cada aumento de cinco unidades en el IMC se asoció con el incremento de un 33% más de riesgo de problemas cognitivos», afirma Mika Kivimaki, profesor del Instituto de Epidemiología y Salud de la UCL, encargado de liderar el estudio, quien detalla que «cinco unidades de IMC suponen una media de 14,5 kg para una persona de 170 cm de alto, que es precisamente la diferencia de peso entre las categorías de sobrepeso y peso normal o entre las categorías de obesidad y sobrepeso». En esta misma línea se posiciona Nuria Vilarrasa, coordinadora del grupo de trabajo de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), quien recuerda que existen otros estudios recientes que apuntan a que «las personas con obesidad durante la etapa media de la media pueden tener un riesgo de sufrir demencia hasta tres veces más que los individuos con normopeso».

Falta de peso, un síntoma

Por el contrario, el estudio de la UCL pone de manifiesto que el nivel medio de IMC durante la etapa preclínica cercana al inicio de la demencia fue menor en comparación con los participantes que se mantuvieron sanos. «Este dato tiene sentido, aunque puede resultar contradictorio, pero lo cierto es que cuando aparecen los primeros síntomas de demencia y enfermedad de Alzheimer las personas comienzan a perder peso o incluso esa pérdida de kilos se inicia antes, de ahí que sea difícil ver la relación entre obesidad y problemas cognitivos. Sin embargo, se trata de una manifestación propia de estas patologías, ya que cambia el metabolismo del organismo y se adelgaza», explica Alberto Villarejo, vocal del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología, SEN.

Por inflamación

Pero, ¿de qué modo influye la obesidad en nuestro cerebro? La respuesta no está clara, pero «la sospecha científica que se maneja es el proceso de inflamación que provoca el aumento de peso, es decir, entendiendo que la obesidad desencadena una inflamación generalizada del organismo. De hecho, en personas con obesidad, la frecuencia de marcadores inflamatorios es más alta, hasta el punto de que esa “hinchazón” se percibe en el cerebro de personas con alzhéimer», asegura el vocal de la SEN.

Source: A tu salud

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